De corte autobiográfico, El diario de Paula es un testimonio crudo y real sobre el viaje de una mujer en busca de sí misma. Alguien que de pronto no se reconoce en su piel y que decide de forma consciente escucharse y descubrirse.

Atrapada en un matrimonio fallido con un hombre machista, manipulador y egoísta, ignorada sexualmente por este marido que entiende el sexo solo como una forma de autosatisfacción personal, y frustrada por el hastío que le provoca su propia vida, Paula (36 años) asume que tiene que romper con todo, pero hasta que no se den las condiciones para cumplir esta primera premisa, decide echarse un amante cibernético.

Así, la protagonista retrata este tránsito hacia su verdadero yo con dos relatos: uno el de su vida real, con su insoportable marido y una aburrida rutina en la que su único aliciente es su hijo. El otro, el contrapunto del libro, el de la fantasía que vive con su amante, donde conoceremos a la Paula más sensual, divertida y segura de sí misma.

El patriarcado, la presión social, las cargas morales, las “obligaciones” de una “mujer decente” se desgranan en esta novela de forma abrupta, sin filtros cosméticos. La protagonista, que se define como una mujer del tercer mundo (colombiana) hace un relato del machismo más recalcitrante, y en esa narrativa plasma una realidad universal a nuestro género, independientemente de nuestro origen.

“Se es mujer cuando la sociedad decide que estás lista para procrear” dice cuando habla de la fiesta de los quince años, propia de esas latitudes, y explica que en un momento dado la niña se quita sus zapatos planos y su padre le pone unos taconazos para simbolizar que ya es una mujer. Retratos de este tipo veremos muchos a lo largo de la novela.

El relato de su relación cibernética con su amante español es, a mi juicio, lo que da dinamismo al libro y hace su lectura mucho más fresca y trepidante. También es donde vemos la evolución de Paula en todos los sentidos, no solo su despertar sexual, sino también la forma en que va queriéndose a sí misma y va ganando en seguridad.

Como único pero diría que el relato de su vida real se hace un poco repetitivo. Desde el minuto uno el personaje se encarga de que odiemos a su marido, para quien todas las mujeres son lesbianas, putas o bobas y que maltrata psicológicamente a Paula constantemente. También desde el principio sabemos que ella quiere separarse y cambiar su realidad, de modo que a veces he tenido la sensación de dar vueltas sobre el mismo círculo de forma obsesiva. Tal vez la intención de la autora era, precisamente, que sintiéramos esa sensación de estar “encerradas”, en bucle. Si es así, conmigo lo ha conseguido, pero me ha parecido una reiteración excesiva.

En lo positivo me quedo con la solidaridad que desprende el libro hacia el género femenino en general, en la fuerza que transmite y ese mensaje de autenticidad, de que salir de esos pozos es posible, y ser nosotras mismas siempre es un premio.

Gracias Paula por compartir tu bonito despertar.

De corte autobiográfico, El diario de Paula es un testimonio crudo y real sobre el viaje de una mujer en busca de sí misma. Alguien que de pronto no se reconoce en su piel y que decide de forma consciente escucharse y descubrirse.

Atrapada en un matrimonio fallido con un hombre machista, manipulador y egoísta, ignorada sexualmente por este marido que entiende el sexo solo como una forma de autosatisfacción personal, y frustrada por el hastío que le provoca su propia vida, Paula (36 años) asume que tiene que romper con todo, pero hasta que no se den las condiciones para cumplir esta primera premisa, decide echarse un amante cibernético.

Así, la protagonista retrata este tránsito hacia su verdadero yo con dos relatos: uno el de su vida real, con su insoportable marido y una aburrida rutina en la que su único aliciente es su hijo. El otro, el contrapunto del libro, el de la fantasía que vive con su amante, donde conoceremos a la Paula más sensual, divertida y segura de sí misma.

El patriarcado, la presión social, las cargas morales, las “obligaciones” de una “mujer decente” se desgranan en esta novela de forma abrupta, sin filtros cosméticos. La protagonista, que se define como una mujer del tercer mundo (colombiana) hace un relato del machismo más recalcitrante, y en esa narrativa plasma una realidad universal a nuestro género, independientemente de nuestro origen.

“Se es mujer cuando la sociedad decide que estás lista para procrear” dice cuando habla de la fiesta de los quince años, propia de esas latitudes, y explica que en un momento dado la niña se quita sus zapatos planos y su padre le pone unos taconazos para simbolizar que ya es una mujer. Retratos de este tipo veremos muchos a lo largo de la novela.

El relato de su relación cibernética con su amante español es, a mi juicio, lo que da dinamismo al libro y hace su lectura mucho más fresca y trepidante. También es donde vemos la evolución de Paula en todos los sentidos, no solo su despertar sexual, sino también la forma en que va queriéndose a sí misma y va ganando en seguridad.

Como único pero diría que el relato de su vida real se hace un poco repetitivo. Desde el minuto uno el personaje se encarga de que odiemos a su marido, para quien todas las mujeres son lesbianas, putas o bobas y que maltrata psicológicamente a Paula constantemente. También desde el principio sabemos que ella quiere separarse y cambiar su realidad, de modo que a veces he tenido la sensación de dar vueltas sobre el mismo círculo de forma obsesiva. Tal vez la intención de la autora era, precisamente, que sintiéramos esa sensación de estar “encerradas”, en bucle. Si es así, conmigo lo ha conseguido, pero me ha parecido una reiteración excesiva.

En lo positivo me quedo con la solidaridad que desprende el libro hacia el género femenino en general, en la fuerza que transmite y ese mensaje de autenticidad, de que salir de esos pozos es posible, y ser nosotras mismas siempre es un premio.

Gracias Paula por compartir tu bonito despertar.