Breve
Tránsito
Breve la noche que acurruca su plegaria en el pecho de la luna y en su lumbre reniega del inaplazable amanecer.
Breve la estrella que calcina su destino en un fugaz recorrido de deseos zurcidos en el cielo antes de perecer.
Breve el rocío que besa la mañana con promesas ligeras, licuadas sobre la mesa en esperanzadoras gotas de auxilio contra la sed.
Breve el ocaso de latido agotado, inmune a corazones acorazados, que cae como el telón de una obra de teatro sobre el aplauso de un escenario que necesita vibrar para ser.
Vacíos
Breve la mirada que no alcanza, la que cierra los ojos a otros ojos que amenazan con preguntas indocumentadas, proscritas a la ceguera del que no quiere ver.
Breve la boca que no descansa, la que desagua habladurías de juicio ortigadas y absuelve pecados indisciplinados en un piadoso acto de fe.
Breves los oídos inmutables, los que no oyen ni aunque los taladres y solo esperan a que calles para escucharse a sí mismos una y otra vez.
Breves las manos que se distancian, las que enmudecen y se extrañan y solo coinciden en la nostalgia de lo que una vez fue.
Frustración
Breve el calor que se arrodilla, el que renuncia a la caricia y aguarda de espectador en una silla a que la cobardía deje de morder.
Breve la memoria enlatada, la que deja en conserva emociones acalambradas condenadas a caducarse porque siempre quedan para después.
Breve el valor que no brilla, el que cojea y cabalga sobre su montura de pacotilla y se retira presto cuando preguntan por él.
Breve la ira que grita, la que se relame en un bucle plagado de tiritas desbordadas de palabras aguijonadas incapaces de aprender.
Emoción
Breve el silencio que no pesa, el que tatúa el cielo con el sonido de su belleza y silba su nombre sobre una vela antes de desaparecer.
Breve la inocencia del alma, la que nace a escondidas y en pijama libera los sueños que enclaustramos en jaulas de papel.
Breve el sentimiento descalzo, el que ruboriza el pecho con su desacato y se sirve del arrebato para poner el mundo a sus pies.
Breve el genio creativo, el que encripta la agitación en mosaicos de ladrillo y desde esos ignotos precipicios nos invita a florecer.
Breve la música que no envejece, la que oculta su magia en piezas solemnes y en pocos minutos nos da una lección sobre cómo trascender.
Breve la vida que no espera, la que peregrina sin mirar lo que queda, porque solo nos encuentra en este presente de ceniza y arena que mañana se recogerá en los pliegues del ayer.
Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas.
Alejandro Dumas
Tránsito
Breve la noche que acurruca su plegaria en el pecho de la luna y en su lumbre reniega del inaplazable amanecer.
Breve la estrella que calcina su destino en un fugaz recorrido de deseos zurcidos en el cielo antes de perecer.
Breve el rocío que besa la mañana con promesas ligeras, licuadas sobre la mesa en esperanzadoras gotas de auxilio contra la sed.
Breve el ocaso de latido agotado, inmune a corazones acorazados, que cae como el telón de una obra de teatro sobre el aplauso de un escenario que necesita vibrar para ser.
Vacíos
Breve la mirada que no alcanza, la que cierra los ojos a otros ojos que amenazan con preguntas indocumentadas, proscritas a la ceguera del que no quiere ver.
Breve la boca que no descansa, la que desagua habladurías de juicio ortigadas y absuelve pecados indisciplinados en un piadoso acto de fe.
Breves los oídos inmutables, los que no oyen ni aunque los taladres y solo esperan a que calles para escucharse a sí mismos una y otra vez.
Breves las manos que se distancian, las que enmudecen y se extrañan y solo coinciden en la nostalgia de lo que una vez fue.
Frustración
Breve el calor que se arrodilla, el que renuncia a la caricia y aguarda de espectador en una silla a que la cobardía deje de morder.
Breve la memoria enlatada, la que deja en conserva emociones acalambradas condenadas a caducarse porque siempre quedan para después.
Breve el valor que no brilla, el que cojea y cabalga sobre su montura de pacotilla y se retira presto cuando preguntan por él.
Breve la ira que grita, la que se relame en un bucle plagado de tiritas desbordadas de palabras aguijonadas incapaces de aprender.
Emoción
Breve el silencio que no pesa, el que tatúa el cielo con el sonido de su belleza y silba su nombre sobre una vela antes de desaparecer.
Breve la inocencia del alma, la que nace a escondidas y en pijama libera los sueños que enclaustramos en jaulas de papel.
Breve el sentimiento descalzo, el que ruboriza el pecho con su desacato y se sirve del arrebato para poner el mundo a sus pies.
Breve el genio creativo, el que encripta la agitación en mosaicos de ladrillo y desde esos ignotos precipicios nos invita a florecer.
Breve la música que no envejece, la que oculta su magia en piezas solemnes y en pocos minutos nos da una lección sobre cómo trascender.
Breve la vida que no espera, la que peregrina sin mirar lo que queda, porque solo nos encuentra en este presente de ceniza y arena que mañana se recogerá en los pliegues del ayer.
Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas.
Alejandro Dumas
¡Wow! Una preciosidad. ¡Qué gran poeta eres, Matilde! Belleza y potencia expresiva con la anáfora que le aporta dinamismo y velocidad.
Un abrazo!
Gracias, Maria Pilar
Siempre eres muy generosa en tus valoraciones. A veces «vomito» sin demasiado criterio, como si no pudiera contenerme, como si llevara agujeros imposibles de llenar…
Un beso enorme…
Hola Matilde: me ha encantado, muy, muy bonito. Escribes muy bien. Y, además, con una cita final sublime. Me ha gustado mucho. Un abrazo. 🙂
Gracias, Merche
Es todo un impulso que otros colegas de letras me dediquen cosas tan bonitas.
Muchas gracias, de verdad.
Un abrazo
Breve y Bravo.
Abrevio para no cansar
Abrazoooo
Hermoso y admirable tu hermoso breviario mágico sin obligatorias oraciones religiosas, Matilde.
Un cordial abarzo
Las oraciones para la iglesia ¿no?
Gracias por pasarte por aquí, Doctor.
Un abrazo
Hay tránsitos tan breves que dejan con ganas de más, o tal vez en esa brevedad está condensado todo el valor. Y esos vacíos que siempre tendrán alguna carencia, por no saber muy bien llenar de verdades. Las frustraciones por no saber o querer ser, y ni se ve ni se va más allá de lo mínimo. Hay emociones que acarician el corazón y el alma, simplemente por ser belleza en estado puro.
Matilde, son bellezas las brevedades que nos compartes, van directas a los sentidos. A veces nos salen breves pensamientos muy significativos, y me parece estupendo que vean la luz.
Breves paseos por tus letras, bien condensadas, que me encantaron.
Un abrazo 🌸
Gracias, Mila
Por tu sensibilidad y por tu tiempo para expresarla conmigo.
Un abrazo
Matilde:
¡Qué preciosidad!
Saludos.
Gracias, Blas
Un gran abrazo
¡Hola, Matilde! Cada frase merecería un momento nada breve de reflexión. La vida es una cadena de vacíos que anuncian tránsitos a través de las emociones que en muchos casos generan frustración. Frustración que genera un vacío que anuncia un nuevo tránsito… Cuatro momentos que no dejan de ser eternos círculos que componen lo que significa vivir. Eternidad y brevedad en este suspiro que es la vida. Inspirador texto, Matilde. Un abrazo!
Ese círculo vicioso que tan bien has descrito se me ha antojado inconcluso… Quiero decir que he tenido la sensación de poder estar alumbrando brevedades eternas hasta el fin de los tiempos, o hasta el fin de los días de esta vida efímera…
Gracias, David
Un abrazo