Breve

por | Abr 12, 2023 | Blog | 14 Comentarios

Diciembre

Tránsito

Breve la noche que acurruca su plegaria en el pecho de la luna y en su lumbre reniega del inaplazable amanecer.

Breve la estrella que calcina su destino en un fugaz recorrido de deseos zurcidos en el cielo antes de perecer.

Breve el rocío que besa la mañana con promesas ligeras, licuadas sobre la mesa en esperanzadoras gotas de auxilio contra la sed.

Breve el ocaso de latido agotado, inmune a corazones acorazados, que cae como el telón de una obra de teatro sobre el aplauso de un escenario que necesita vibrar para ser.

 

Vacíos

Breve la mirada que no alcanza, la que cierra los ojos a otros ojos que amenazan con preguntas indocumentadas, proscritas a la ceguera del que no quiere ver.

Breve la boca que no descansa, la que desagua habladurías de juicio ortigadas y absuelve pecados indisciplinados en un piadoso acto de fe.

Breves los oídos inmutables, los que no oyen ni aunque los taladres y solo esperan a que calles para escucharse a sí mismos una y otra vez.

Breves las manos que se distancian, las que enmudecen y se extrañan y solo coinciden en la nostalgia de lo que una vez fue.

 

Frustración

Breve el calor que se arrodilla, el que renuncia a la caricia y aguarda de espectador en una silla a que la cobardía deje de morder.

Breve la memoria enlatada, la que deja en conserva emociones acalambradas condenadas a caducarse porque siempre quedan para después.

Breve el valor que no brilla, el que cojea y cabalga sobre su montura de pacotilla y se retira presto cuando preguntan por él.

Breve la ira que grita, la que se relame en un bucle plagado de tiritas desbordadas de palabras aguijonadas incapaces de aprender.

 

Emoción

Breve el silencio que no pesa, el que tatúa el cielo con el sonido de su belleza y silba su nombre sobre una vela antes de desaparecer.

Breve la inocencia del alma, la que nace a escondidas y en pijama libera los sueños que enclaustramos en jaulas de papel.

Breve el sentimiento descalzo, el que ruboriza el pecho con su desacato y se sirve del arrebato para poner el mundo a sus pies.

Breve el genio creativo, el que encripta la agitación en mosaicos de ladrillo y desde esos ignotos precipicios nos invita a florecer.

Breve la música que no envejece, la que oculta su magia en piezas solemnes y en pocos minutos nos da una lección sobre cómo trascender.

Breve la vida que no espera, la que peregrina sin mirar lo que queda, porque solo nos encuentra en este presente de ceniza y arena que mañana se recogerá en los pliegues del ayer.

 

Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas.

Alejandro Dumas

 

 

Diciembre

Tránsito

Breve la noche que acurruca su plegaria en el pecho de la luna y en su lumbre reniega del inaplazable amanecer.

Breve la estrella que calcina su destino en un fugaz recorrido de deseos zurcidos en el cielo antes de perecer.

Breve el rocío que besa la mañana con promesas ligeras, licuadas sobre la mesa en esperanzadoras gotas de auxilio contra la sed.

Breve el ocaso de latido agotado, inmune a corazones acorazados, que cae como el telón de una obra de teatro sobre el aplauso de un escenario que necesita vibrar para ser.

 

Vacíos

Breve la mirada que no alcanza, la que cierra los ojos a otros ojos que amenazan con preguntas indocumentadas, proscritas a la ceguera del que no quiere ver.

Breve la boca que no descansa, la que desagua habladurías de juicio ortigadas y absuelve pecados indisciplinados en un piadoso acto de fe.

Breves los oídos inmutables, los que no oyen ni aunque los taladres y solo esperan a que calles para escucharse a sí mismos una y otra vez.

Breves las manos que se distancian, las que enmudecen y se extrañan y solo coinciden en la nostalgia de lo que una vez fue.

 

Frustración

Breve el calor que se arrodilla, el que renuncia a la caricia y aguarda de espectador en una silla a que la cobardía deje de morder.

Breve la memoria enlatada, la que deja en conserva emociones acalambradas condenadas a caducarse porque siempre quedan para después.

Breve el valor que no brilla, el que cojea y cabalga sobre su montura de pacotilla y se retira presto cuando preguntan por él.

Breve la ira que grita, la que se relame en un bucle plagado de tiritas desbordadas de palabras aguijonadas incapaces de aprender.

 

Emoción

Breve el silencio que no pesa, el que tatúa el cielo con el sonido de su belleza y silba su nombre sobre una vela antes de desaparecer.

Breve la inocencia del alma, la que nace a escondidas y en pijama libera los sueños que enclaustramos en jaulas de papel.

Breve el sentimiento descalzo, el que ruboriza el pecho con su desacato y se sirve del arrebato para poner el mundo a sus pies.

Breve el genio creativo, el que encripta la agitación en mosaicos de ladrillo y desde esos ignotos precipicios nos invita a florecer.

Breve la música que no envejece, la que oculta su magia en piezas solemnes y en pocos minutos nos da una lección sobre cómo trascender.

Breve la vida que no espera, la que peregrina sin mirar lo que queda, porque solo nos encuentra en este presente de ceniza y arena que mañana se recogerá en los pliegues del ayer.

 

Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas.

Alejandro Dumas

 

 

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Matilde Bello

Matilde Bello

Periodista y escritora

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