El precio de mi vocación
Estos días he sabido que mi obra “Desde el salón de mi alma” ha sido reseñada por la prestigiosa web literaria #AnikaEntreLibros. Luego voy con ello.
La pregunta es, si voy a hablar de una reseña que han hecho de mi libro, que se supone es una buena noticia, ¿por qué este titular?
Pues mira, porque parece que los autores estamos obligados a mostrar estos pequeños éxitos personales, “triunfos de medio pelo” que dirían algunos, para justificar nuestra actividad, como si en vez de escribir nos dedicáramos al tráfico de estupefacientes. Y me explico.
Somos muchos, infinidad de autores los que nos dedicamos a este noble arte con disciplina, exigencia y oficio, alentados por esa vocación frecuentemente tentada a la renuncia por falta de resultados. En el mejor de los casos, si hemos decidido dedicar todo o parte de nuestro tiempo a esa pasión, nuestros emolumentos se moverán en el entorno de lo precario, cuando no en una preciosista inversión “a fondo perdido”.
En marzo de este año tuve oportunidad de asistir a una tertulia literaria con la autora de El infinito en un junco, Irene Vallejo. La joven escritora aragonesa nos trasladó lo ingrato de una profesión tan exigentemente ligada al éxito para la supervivencia de sus autores. De hecho, confesó que ella misma ya tenía tomada la decisión de “abandonar” si este libro no funcionaba. Afortunadamente su ensayo ha superado todas las expectativas imaginables, se está traduciendo y vendiendo en todo el mundo y una mente tan brillante, tan empática y tan lúcida como la de ella va a poder seguir haciendo lo que mejor sabe hacer: escribir.
Ahora dime. ¿A cuánta gente conoces que en función de sus aptitudes, compromiso, implicación y resultados en el trabajo reducirías su sueldo a la mitad, o directamente se lo quitarías por falta de méritos? No. No voy a proponer que todo el mundo trabaje a éxito. Es inviable. Ni siquiera voy a cuestionar la rigidez con la que se aplica esta máxima a nuestro gremio. Lo que sí reivindico es un respeto a nuestra vocación.
El tiempo que yo invierto en escribir no lo mido en ningún reloj ni, por supuesto, en una retribución que no tengo. No me dedico a escribir por el salario mínimo que marca la ley sino por unos intangibles que no creo necesario explicar. Los ingresos que puedan llegar después, si llegan, obviamente, siempre serán bienvenidos.
Sin embargo, a veces detecto un prejuicio malicioso por parte de quienes nos observan como “parásitos” por el hecho de ser “improductivos”, lo cual tiene su enjundia. ¿A qué te dedicas? A escribir. Ya, pero aparte de eso, qué haces… ¿Te suena? Es como si en vez de «escribir» dijéramos a dormir o contemplar el milagro de la fotosíntesis.
Tasan tu valía en función del capital que generas, y te miran de forma condescendiente desdeñando una inspiración que les causa risa y considerando nuestra vocación algo así como un pasatiempo ocioso cuando no una extravagancia estéril. La creatividad no cotiza en bolsa.
No voy a calificar a nadie, afortunadamente son los menos. Tampoco necesito justificarme. Escribir, cuando es vocacional, y suele serlo mientras nadie prostituya esa necesidad, es un impulso per se insustituible e incondicional que NO TIENE PRECIO.
Es lo que quería decir.
Ahora que he metido tremendo rollo puedes pasar a leer la reseña de mi libro, la primera que recibo de forma profesional e imparcial. Por favor, no hay intención subliminal por mi parte de que compres o dejes de comprar; los mejores lectores siempre son los que se convencen por sí mismos.
Reseña Desde el salón de mi alma
Antes de verano contacté con la web www.anikaentrelibros.com solicitando una reseña para mi libro. Se trata del primer blog literario en español, nacido en 1996, y que cuenta con una notable reputación entre lectores, escritores y editores, no en vano su impulsora es una habitual de los premios Planeta, por ejemplo.
Reciben numerosas peticiones de este tipo y, por supuesto, aceptan las obras una vez superas sus primeros filtros, así que llegar hasta ellos tiene su liturgia.
Tras la respuesta afirmativa por parte del equipo de Anika les envié un ejemplar de Desde el salón de mi alma y me armé de paciencia para lo que supuse tardaría bastante en aparecer, dado el volumen de obras que reciben a diario. Este nueve de septiembre recibía el correo que me advertía de la publicación de la reseña.
Difícil explicar ese momento en el que haces click para ver lo que alguien objetivo dice de tu obra. Abres los ojos, pero los quieres cerrar al mismo tiempo. Respiras y dices ¡venga mujer! Entonces te enfrascas en la lectura con un hormigueo desquiciante en el estómago. Lees en transversal, sin completar las frases, buscando el pero, la crítica, el argumento que justifique una valoración negativa. Cuando terminas y no aprecias ese juicio, al contrario, las palabras, las frases y los verbos se conjugan en positivo, entonces empiezas a leer de nuevo, más despacio. Y luego haces una tercera lectura, regodeándote en ciertas consideraciones que casi ni te puedes creer.
Y aquí estoy, hinchada como un globo en mitad del cosmos.
Te dejo aquí abajo un párrafo de la crítica, si te interesa leer la reseña completa es justo redirigirte a la web de Anika. Siempre agradezco toda crítica constructiva. Si tú también quieres dejar la tuya la leeré con gusto y atención.
Nota: me han calificado de “poetisa”. Jamás me he atrevido yo a ponerme un vestido de esta talla. Se aceptan consejos.
“Desde el salón de mi alma» ha sido una lectura que me ha sorprendido, que se ha convertido en una de mis favoritas de este verano. Una lectura que no puedo más que recomendar y que, espero, no sea la única que lea de su autora, puesto que hay muchísima calidad en su escritura. Es una autora que sabe escribir y comunicarse con el lector”.
AnikaEntreLibros
Si te interesa el libro puedes hacer click aquí, en Mis Obras, donde encontrarás una sinopsis, el Book Trailer y el acceso a la plataforma de venta.
Gracias siempre amig@s
Estos días he sabido que mi obra “Desde el salón de mi alma” ha sido reseñada por la prestigiosa web literaria #AnikaEntreLibros. Luego voy con ello.
La pregunta es, si voy a hablar de una reseña que han hecho de mi libro, que se supone es una buena noticia, ¿por qué este titular?
Pues mira, porque parece que los autores estamos obligados a mostrar estos pequeños éxitos personales, “triunfos de medio pelo” que dirían algunos, para justificar nuestra actividad, como si en vez de escribir nos dedicáramos al tráfico de estupefacientes. Y me explico.
Somos muchos, infinidad de autores los que nos dedicamos a este noble arte con disciplina, exigencia y oficio, alentados por esa vocación frecuentemente tentada a la renuncia por falta de resultados. En el mejor de los casos, si hemos decidido dedicar todo o parte de nuestro tiempo a esa pasión, nuestros emolumentos se moverán en el entorno de lo precario, cuando no en una preciosista inversión “a fondo perdido”.
En marzo de este año tuve oportunidad de asistir a una tertulia literaria con la autora de El infinito en un junco, Irene Vallejo. La joven escritora aragonesa nos trasladó lo ingrato de una profesión tan exigentemente ligada al éxito para la supervivencia de sus autores. De hecho, confesó que ella misma ya tenía tomada la decisión de “abandonar” si este libro no funcionaba. Afortunadamente su ensayo ha superado todas las expectativas imaginables, se está traduciendo y vendiendo en todo el mundo y una mente tan brillante, tan empática y tan lúcida como la de ella va a poder seguir haciendo lo que mejor sabe hacer: escribir.
Ahora dime. ¿A cuánta gente conoces que en función de sus aptitudes, compromiso, implicación y resultados en el trabajo reducirías su sueldo a la mitad, o directamente se lo quitarías por falta de méritos? No. No voy a proponer que todo el mundo trabaje a éxito. Es inviable. Ni siquiera voy a cuestionar la rigidez con la que se aplica esta máxima a nuestro gremio. Lo que sí reivindico es un respeto a nuestra vocación.
El tiempo que yo invierto en escribir no lo mido en ningún reloj ni, por supuesto, en una retribución que no tengo. No me dedico a escribir por el salario mínimo que marca la ley sino por unos intangibles que no creo necesario explicar. Los ingresos que puedan llegar después, si llegan, obviamente, siempre serán bienvenidos.
Sin embargo, a veces detecto un prejuicio malicioso por parte de quienes nos observan como “parásitos” por el hecho de ser “improductivos”, lo cual tiene su enjundia. ¿A qué te dedicas? A escribir. Ya, pero aparte de eso, qué haces… ¿Te suena? Es como si en vez de «escribir» dijéramos a dormir o contemplar el milagro de la fotosíntesis.
Tasan tu valía en función del capital que generas, y te miran de forma condescendiente desdeñando una inspiración que les causa risa y considerando nuestra vocación algo así como un pasatiempo ocioso cuando no una extravagancia estéril. La creatividad no cotiza en bolsa.
No voy a calificar a nadie, afortunadamente son los menos. Tampoco necesito justificarme. Escribir, cuando es vocacional, y suele serlo mientras nadie prostituya esa necesidad, es un impulso per se insustituible e incondicional que NO TIENE PRECIO.
Es lo que quería decir.
Ahora que he metido tremendo rollo puedes pasar a leer la reseña de mi libro, la primera que recibo de forma profesional e imparcial. Por favor, no hay intención subliminal por mi parte de que compres o dejes de comprar; los mejores lectores siempre son los que se convencen por sí mismos.
Reseña Desde el salón de mi alma
Antes de verano contacté con la web www.anikaentrelibros.com solicitando una reseña para mi libro. Se trata del primer blog literario en español, nacido en 1996, y que cuenta con una notable reputación entre lectores, escritores y editores, no en vano su impulsora es una habitual de los premios Planeta, por ejemplo.
Reciben numerosas peticiones de este tipo y, por supuesto, aceptan las obras una vez superas sus primeros filtros, así que llegar hasta ellos tiene su liturgia.
Tras la respuesta afirmativa por parte del equipo de Anika les envié un ejemplar de Desde el salón de mi alma y me armé de paciencia para lo que supuse tardaría bastante en aparecer, dado el volumen de obras que reciben a diario. Este nueve de septiembre recibía el correo que me advertía de la publicación de la reseña.
Difícil explicar ese momento en el que haces click para ver lo que alguien objetivo dice de tu obra. Abres los ojos, pero los quieres cerrar al mismo tiempo. Respiras y dices ¡venga mujer! Entonces te enfrascas en la lectura con un hormigueo desquiciante en el estómago. Lees en transversal, sin completar las frases, buscando el pero, la crítica, el argumento que justifique una valoración negativa. Cuando terminas y no aprecias ese juicio, al contrario, las palabras, las frases y los verbos se conjugan en positivo, entonces empiezas a leer de nuevo, más despacio. Y luego haces una tercera lectura, regodeándote en ciertas consideraciones que casi ni te puedes creer.
Y aquí estoy, hinchada como un globo en mitad del cosmos.
Te dejo aquí abajo un párrafo de la crítica, si te interesa leer la reseña completa es justo redirigirte a la web de Anika. Siempre agradezco toda crítica constructiva. Si tú también quieres dejar la tuya la leeré con gusto y atención.
Nota: me han calificado de “poetisa”. Jamás me he atrevido yo a ponerme un vestido de esta talla. Se aceptan consejos.
“Desde el salón de mi alma» ha sido una lectura que me ha sorprendido, que se ha convertido en una de mis favoritas de este verano. Una lectura que no puedo más que recomendar y que, espero, no sea la única que lea de su autora, puesto que hay muchísima calidad en su escritura. Es una autora que sabe escribir y comunicarse con el lector”.
AnikaEntreLibros
Si te interesa el libro puedes hacer click aquí, en Mis Obras, donde encontrarás una sinopsis, el Book Trailer y el acceso a la plataforma de venta.
Gracias siempre amig@s
Una crítica estupenda, Matilde. Muchas felicidades. Me ha gustado mucho también la reflexión que haces sobre la escritura. Muy acertado todo lo que dices.
Supongo que algunos, o muchos escritores, autores, arquitectos de palabras o como a cada uno le guste describirse, se identificará conmigo. Uno dice «soy abogado, o repostero o dentista» y no pasa nada. Dices escritor y tienes que enredarte en explicaciones que no siempre responden a la curiosidad por lo que escribes, sino por cómo te ganas, o no, la vida con ello…
Supongo que hay que hacer mucha pedagogía al respecto.
Gracias, Marta
Matilde: Enhorabuena. «La creatividad no cotiza en bolsa».
Je, je…
Gracias
Yo no soy AnikaEntrelibros, ni mucho menos una gran entendida en esté arte q tu sabes hacer tan bien… pero si q se de emociones y de personas “ poetisas” q transmiten y saben llegar al Alma de sus lectores.
Felicidades por ser una de ellas y gracias por hacernos participes de ese, tu arte…
Siente te afortunada de dedicarte a lo q más te gusta.
Holaaa
Aquí estamos dando guerra con lo que más nos gusta y cosechando pequeños triunfos que siempre animan a seguir con más ímpetu, si cabe. Saber que mis obras llegan y emocionan al lector es el mejor y más gratificante de los éxitos.
Gracias
Hola, Matilde, me temo que lo de escribir, aún sigue siendo como un «pasatiempo» para mucha gente. Pero no nos vamos a quedar con lo negativo que aporten quienes solo se interesan por lo que se gana escribiendo. Por suerte, está la otra gente, que cada vez más, escribe para otros y sus letras llegan muy lejos, como las de Irene Vallejo. He leído la reseña y me parece fantástica, y sobre lo de poetisa, alguna vez te he dicho que lo que te leo me parece poesía, y si, diría, que alguien que escribe con su Alma, como tú, se le puede decir; poetisa, y muy alto. La poesía es la expresión del Alma, además, ya el título de tu libro lleva esa hermosa palabra incrustada en la portada, por fuerza natural, el interior la conserva.
Mis felicitaciones sinceras, y a seguir escribiendo que lo haces de fábula.
Disfruta del domingo.
Un abrazo, con cariño y admiración.
Hola Mila, qué alegría tenerte por aquí:
Gracias por esa confianza que siempre viertes sobre mí. A veces, esas «desconsideraciones» hacia nuestro trabajo y nuestra vocación llegan desde el propio entorno, y resultan las más dolorosas, pero lo importante es no perder la ilusión, ni las ganas ni la seguridad de que hacemos lo que tenemos que hacer.
A ver si me paso por tu blog. He estado algo dispersa últimamente.
Un abrazo muy fuerte
¡Hola, Matilde! Bueno, lo primero: ¡enhorabuena por el reconocimiento! Sin duda, merecido. En tu reflexión, bueno, vivimos en la Fe digital y ello conlleva que todo se reduzca a datos y algoritmos, cuando lo realmente importante es aquello que no se puede medir. Leyéndote me ha venido a la cabeza que esa presunción de «holgazanería» del escritor no la tienen profesiones tan productivas y de función social tan necesaria como los influencers, los youtubers, los tertulianos, los futbolistas, etc…
El problema es que se lee muy poco y se compra menos. Además, hoy prima lo audiovisual. Un escritor empieza a ganarse la vida con su escritura solo cuando su obra se adapta al cine o a Netflix; solo ganan dinero con la escritura los que antes han sido famosos youtubers, presentadores de televisivos o conocidos de la farándula. Porque escribir es sospechoso, implica pensar y cuestionar lo que todo el mundo te dice que debes pensar incuestionablemente. Y eso te hace distinto a la masa, y a la masa no le gusta quienes se apartan de ella. Un abrazo!
Hola, David:
Haces una muy buena reflexión que nos lleva al punto de partida. Esos influencers, tertulianos, futbolistas o youtubers evitan estar en la diana de cualquier consideración sobre la naturaleza de sus trabajos precisamente por la relevancia pública que tienen, porque son influyentes, socialmente activos y muy productivos. A ellos se les facilita la publicación de cualquier cosa: recetas, refranes, yoga o tahitsí, da igual de qué hablen sus libros, la marca son ellos mismos y las ventas están aseguradas. En cambio, el resto del gremio debemos trabajarnos la visibilidad a ritmo de hormiguita dejándonos en el esfuerzo, muy a menudo, ilusiones y esperanza.
En fin, tampoco quiero convertir esto en un ataque ni desdeñar a nadie. Los escritores tenemos la piel curtida en esto de navegar contra corriente. Hay que seguir peleando.
Y en cuanto a lo de que se lee poco, eso sí que merecería un debate profundo, serio y sereno del tipo de sociedad que queremos construir si las lecturas de nuestras generaciones más jóvenes se basan en mensajes de texto en una pantalla de móvil (sin generalizar, por supuestos).
Gracias, David, por compartir tu reflexión.
Un abrazo
Hola Maite. En felicidades por la reseña!!! y el reconocimiento que conlleva!! El camino del escritor, y más el autopublicado, es empedrado y difícil.
Es como se si le pedidera al autor que se desdoble: en artista, para crear su obra, y publicista, para venderla. Pues son dos tipos de escrituras diferentes, dos enfoques diferentes, a veces gana el marketing y ya la parte artística se convierte en temas claves (como las palabras claves o hashtag de las redes, pero en libros que se escriben a partir de los gustos de un público) Te imaginas que Van Gogh hubiese dicho: ¡a no vendo lo dejo! cambio peor: «cambio los colores para que guste» o kafka tipo: «la fantasía y el realismo no es tendencia, lo dejo, ahora escribiré adaptaciones de hermanos Grimm, que soy Alemán y eso vende…» o yo qué sé cosas por el estilo.
El arte tiene que tener salida, y el artista comer y pagar facturas como todos, pero no vende zapatos, por poner cualquier objeto, ni hace estudios de viabilidad antes de decidir escribir (o no debería) se debe a su propuesta (como insiste Rosa en su blog) Pero parece que como público ya no queremos nada que rete, todo tiene que responder a las mismas normas y parece que solo queremos consumir sin darles dos vueltas a nada… triste, pero todo apunta de que es así y luego nos quejamos (digo como público)
Por eso los logros que se tengan no son pequeños en ningún momento. No eres un fichaje seguro, cual futbolista, de una editorial que dice vender solo con que salga tu foto en la contraportada. Eres una artista que propone algo y que logra hacer lo que hace dentro de un mundo de vitrinas y estantes en donde todo se mide por la rentabilidad (que no necesariamente es calidad)
Ánimo y sigue cohechando logros, algunos serán económicos y otros en reconocimiento
Saludos
Hola, Valentina:
Un placer tenerte por aquí.
Podríamos estar horas debatiendo sobre la «productividad del arte» y los distintos «desdoblamientos» a los que nos vemos obligados los autores para que esa vocación nuestra, nuestro mejor y mayor patrimonio, no se vea abocada a la disidencia.
En estos momentos me siento muy firme en mi decisión irrenunciable de defender esa vocación por encima de todo, pero, quién sabe qué puede pasar o qué circunstancias, un día, pueden frustrar ese empeño.
Espero ser lo suficientemente fuerte para no tirar nunca la toalla.
Me han encantado tus comparaciones con Van Gogh y Kafka.
Un fuerte abrazo