En su voz rota
Imagen de Sabine van Erp en Pixabay
Escucho en su voz rota, al otro lado del teléfono, palabras que endulzan el aire, porque lo llena de buenos augurios donde reposa su paciencia inquebrantable. Hace 51 días que no salgo, me dice orgullosa, y la imagino con su domesticada soledad trajinando por el piso, vistiendo con su calor unas paredes que, abrigando un espacio tan pequeño, a veces se hace muy grande.
Me baja la basura el vecino, explica, y enhebra las palabras con hilos de neón para que deslumbre el mensaje. Me regala trozos de rutina que sazona alegremente con la festividad de un domingo, y hace de la conversación un trueque de propósitos: yo te ofrezco una cucharadita de ánimo, otra de cuídate, y tú me concedes un tazón de alivio.
Me cuenta que bien temprano, cuando la luz es un presagio tierno en el aire, abre las ventanas para sentir el pulso de la calle. Al principio el barrio holgazaneaba sin el brío de la gente, desnudo de esas voces que cada día se enredaban en los árboles. Ahora respira hondo cuando los juegos de los niños irrumpen con su música, y aletea el eco de sus travesuras en los cristales. Ya falta menos, murmura para sí, y reconforta su solitaria clausura mirando hacia adelante.
No me aburro, confiesa, mientras el tiempo se desliza bajo la puerta y lo viste con su mejor traje. Cuando el silencio compromete su espíritu canta boleros de Dyango, o de Machín; y apacigua los nervios engalanando el pasillo con una agenda repleta de planes. A veces el reloj juega al despiste, traza rumbos de cansancio, de dudas o incertezas razonables, pero el sol, disciplinado, llega puntual con sus sombras descifrando las mañanas de las tardes.
Con un suave paño repasa los cuadros de sus nietos, deja en sus rostros la promesa de mil caricias que duermen en sus manos ansiosas por despertarse. Busca en los libros que relee, en los platos que cocina, en el dobladillo que coser, la huella sólida de los hijos que atesoran su energía vital inagotable. Que no os pase nada a vosotros proclama al viento, eso es para ella lo más importante.
Cuando por fin haya amnistía, y esa nueva normalidad nos atrape, ahí estará ella con su vitalidad, deshaciendo de preocupaciones el equipaje. Cubrirá de hospitalidad el umbral y callará el eco del vacío que rebotaba en las cortinas cuando no había nadie. La mesa espera con 86 velas que soplar, y con una familia preparando tu homenaje.
Para todos los mayores que han vivido en soledad el confinamiento
Especialmente dedicado a Paula
Imagen de Sabine van Erp en Pixabay
Escucho en su voz rota, al otro lado del teléfono, palabras que endulzan el aire, porque lo llena de buenos augurios donde reposa su paciencia inquebrantable. Hace 51 días que no salgo, me dice orgullosa, y la imagino con su domesticada soledad trajinando por el piso, vistiendo con su calor unas paredes que, abrigando un espacio tan pequeño, a veces se hace muy grande.
Me baja la basura el vecino, explica, y enhebra las palabras con hilos de neón para que deslumbre el mensaje. Me regala trozos de rutina que sazona alegremente con la festividad de un domingo, y hace de la conversación un trueque de propósitos: yo te ofrezco una cucharadita de ánimo, otra de cuídate, y tú me concedes un tazón de alivio.
Me cuenta que bien temprano, cuando la luz es un presagio tierno en el aire, abre las ventanas para sentir el pulso de la calle. Al principio el barrio holgazaneaba sin el brío de la gente, desnudo de esas voces que cada día se enredaban en los árboles. Ahora respira hondo cuando los juegos de los niños irrumpen con su música, y aletea el eco de sus travesuras en los cristales. Ya falta menos, murmura para sí, y reconforta su solitaria clausura mirando hacia adelante.
No me aburro, confiesa, mientras el tiempo se desliza bajo la puerta y lo viste con su mejor traje. Cuando el silencio compromete su espíritu canta boleros de Dyango, o de Machín; y apacigua los nervios engalanando el pasillo con una agenda repleta de planes. A veces el reloj juega al despiste, traza rumbos de cansancio, de dudas o incertezas razonables, pero el sol, disciplinado, llega puntual con sus sombras descifrando las mañanas de las tardes.
Con un suave paño repasa los cuadros de sus nietos, deja en sus rostros la promesa de mil caricias que duermen en sus manos ansiosas por despertarse. Busca en los libros que relee, en los platos que cocina, en el dobladillo que coser, la huella sólida de los hijos que atesoran su energía vital inagotable. Que no os pase nada a vosotros proclama al viento, eso es para ella lo más importante.
Cuando por fin haya amnistía, y esa nueva normalidad nos atrape, ahí estará ella con su vitalidad, deshaciendo de preocupaciones el equipaje. Cubrirá de hospitalidad el umbral y callará el eco del vacío que rebotaba en las cortinas cuando no había nadie. La mesa espera con 86 velas que soplar, y con una familia preparando tu homenaje.
Para todos los mayores que han vivido en soledad el confinamiento
Especialmente dedicado a Paula
Hola felicitarte quiero,por éstos momentos tan tiremos que transmite tus historias
Y me hace pasar un ratito feliz.Gracias …….Hasta el próximo jueves!!!!!!Un abrazo muy fuerte y mucho ánimo
..
Un abrazo Charo. Tú también eres una gran guerrera…
Con las primeras lineas, ya sabia que era ella.
Inagotable, repartidora de esperanzas, positiva ante las adversidades y sobre todo derrochadora de amor hacia los suyos, como ella tantas veces dice.
Tengo tantas ganas de poderla abrazar, que leyendote hoy he podido estar un poquito mas cerca de ella.
Como siempre, Gracias Mati
Es una guerrera, una campeona de la generosidad que enarbola el amor como estandarte. Deja huella por donde pasa….
Al leerlo me la estaba imaginando: Paula, no podía fallar.
Un beso para ella y también para ti por este regalo que nos das cada semana
Muchas gracias. Para mi un regalo que me leáis. Un abrazo
Felicidades!!! de una seguidora incondicional. Gracias por expresar lo que a muchos nos cuesta decir.
A veces me atasco con mis propios pensamientos… Pero muchas gracias
Matilde…Bendita tu Empatía que te permite hurgar en las emociones, sentimientos, y pensamientos de personas taaan diversas… en edad, vivencias, trabajo, medio de vida, filosofías… y lograr excelentes caracterizaciones de tus personajes.
Un abrazo de Luz desde Argentina.
Han sido muchas las voces que me han escrito diciendo sentirse identificadas. Gracias por seguirme tan de cerca. Siempre son bienvenidos los comentarios.