Vida
El cielo era una amenaza plomiza que no hacía sino alimentar su sensación de desamparo en ese incipiente amanecer.
Huía de otra noche sórdida, del sueño que no conciliaba, de la tortura de una ausencia no aceptada.
El cielo era una amenaza plomiza que no hacía sino alimentar su sensación de desamparo en ese incipiente amanecer.
Huía de otra noche sórdida, del sueño que no conciliaba, de la tortura de una ausencia no aceptada.
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Matilde Bello
Periodista y escritora
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