A ti, negacionista

por | Feb 14, 2022 | Blog | 6 Comentarios

violencia de género

Imagen de Pixabay

Claudia tenía 17 años.
Ha sido asesinada por su expareja de 19 años (presuntamente, aunque lo ha confesado).
¿Y dices que no existe la violencia de género?

Sí.  Te hablo a ti, si eres parte de ese 40% de población española que considera la violencia de género mala ficción literaria; o a ti, que te sientes muy cómodo siendo ese “uno entre cinco” jóvenes varones de entre 15 y 29 años que cree que es «un invento ideológico”.

Dime, ¿por qué la ha matado, según tu negada opinión? ¿Porque tuvo un mal día? ¿Porque se le cruzaron los cables? ¿Enajenación mental transitoria? Resulta que no se fue a por el primer desconocido que se cruzó en su camino, ni a por ninguna otra persona de su entorno. Su víctima tenía nombre desde el principio y era solo una. Claudia. ¿Y sabes por qué?

No. No te canses. Ya te respondo yo.

Porque para ese joven Claudia era de su propiedad. En más de una ocasión ella había llegado con moratones al instituto. Lamentablemente nunca denunció. Del presunto asesino han dicho que era un “bendito”; que parecía un buen chico, bla, bla, bla…

Y ya ves. El bendito ha confesado matarla a navajazos porque “se negaba a retomar la relación”. Ya está. Víctima de violencia de género número tres de este 2022; la 1.129 desde que se recaban datos. Y como tantas, murió sencillamente porque alguien que una vez dijo amarla decidió que no merecía vivir un cuarto de hora después. Se sintió en su derecho de quitarle la vida. Y a eso, amigo negacionista, se le llama violencia de género, violencia machista o violencia sexista. Elige el término que prefieras porque por mucho que lo niegues está ahí, tan presente y descorazonadoramente aberrante que las cifras son insoportables.

Hay que ser muy cobarde para negar que a una mujer la acosan solo por ser mujer; que la intimidan por ser mujer; que la violan por ser mujer y que la matan por ser mujer. Por ser esa mujer que en un momento dado alguien quiere someter a su voluntad.

Tenía 17 años, ¡por Dios! ¡Basta ya de minimizar, de banalizar, de negar!
¿Qué es lo que no entiendes para tener la piel tan insensible? 

Como no ves su sangre cuando un energúmeno le pega. No existe.
Como no te duelen sus golpes. No existe.
Como no sientes su miedo. No existe.

Pues déjame decirte que si eres de los que piensa “se lo tendría merecido” o alguna infamia parecida. Eres un cretino.
Si piensas que a la mujer hay que “sujetarla en corto”. Eres un cretino.
Si te gusta controlarla, mirar su móvil y decidir por ella. Eres un cretino.
Si crees que una paliza es “por su bien”. Eres un cretino.
Si miras para otro lado con el argumento de que «ha sido una casualidad que sea mujer». Eres un cretino.

Me encantaría hablar de que algo está fallando en nuestra sociedad para que nuestros jóvenes estén más cerca de sus abuelos que de sus padres en términos de igualdad; de que los eslóganes y la desinformación se propaga mucho más fácilmente que la educación, pero hoy estoy muy enfadada. Lo dejaremos para otro día.

Solo una cosa más. Si te resulta tan fácil negar esa violencia, o peor aún, justificarla, se me antoja que cruzar la frontera “al otro lado” no sería un camino difícil de franquear para ti. Así que hazme un favor:

Ten las agallas de ir a pecho descubierto con tu negacionismo, de exhibirlo bien clarito, para al menos tener la oportunidad de evitarte.

 

 

 

violencia de género

Imagen de Pixabay

Claudia tenía 17 años.
Ha sido asesinada por su expareja de 19 años (presuntamente, aunque lo ha confesado).
¿Y dices que no existe la violencia de género?

Sí. Te hablo a ti, si eres parte de ese 40% de población española que considera la violencia de género mala ficción literaria; o a ti, que te sientes muy cómodo siendo ese “uno entre cinco” jóvenes varones de entre 15 y 29 años que cree que es «un invento ideológico”.

Dime, ¿por qué la ha matado, según tu negada opinión? ¿Porque tuvo un mal día? ¿Porque se le cruzaron los cables? ¿Enajenación mental transitoria? Resulta que no se fue a por el primer desconocido que se cruzó en su camino, ni a por ninguna otra persona de su entorno. Su víctima tenía nombre desde el principio y era solo una. Claudia. ¿Y sabes por qué?

No. No te canses. Ya te respondo yo.

Porque para ese joven Claudia era de su propiedad. En más de una ocasión ella había llegado con moratones al instituto. Lamentablemente nunca denunció. Del presunto asesino han dicho que era un “bendito”; que parecía un buen chico, bla, bla, bla…

Y ya ves. El bendito ha confesado matarla a navajazos porque “se negaba a retomar la relación”. Ya está. Víctima de violencia de género número tres de este 2022; la 1.129 desde que se recaban datos. Y como tantas, murió sencillamente porque alguien que una vez dijo amarla decidió que no merecía vivir un cuarto de hora después. Se sintió en su derecho de quitarle la vida. Y a eso, amigo negacionista, se le llama violencia de género, violencia machista o violencia sexista. Elige el término que prefieras porque por mucho que lo niegues está ahí, tan presente y descorazonadoramente aberrante que las cifras son insoportables.

Hay que ser muy cobarde para negar que a una mujer la acosan solo por ser mujer; que la intimidan por ser mujer; que la violan por ser mujer y que la matan por ser mujer. Por ser esa mujer que en un momento dado alguien quiere someter a su voluntad.

Tenía 17 años, ¡por Dios! ¡Basta ya de minimizar, de banalizar, de negar!
¿Qué es lo que no entiendes para tener la piel tan insensible? 

Como no ves su sangre cuando un energúmeno le pega. No existe.
Como no te duelen sus golpes. No existe.
Como no sientes su miedo. No existe.

Pues déjame decirte que si eres de los que piensa “se lo tendría merecido” o alguna infamia parecida. Eres un cretino.
Si piensas que a la mujer hay que “sujetarla en corto”. Eres un cretino.
Si te gusta controlarla, mirar su móvil y decidir por ella. Eres un cretino.
Si crees que una paliza es “por su bien”. Eres un cretino.
Si miras para otro lado con el argumento de que «ha sido una casualidad que sea mujer». Eres un cretino.

Me encantaría hablar de que algo está fallando en nuestra sociedad para que nuestros jóvenes estén más cerca de sus abuelos que de sus padres en términos de igualdad; de que los eslóganes y la desinformación se propaga mucho más fácilmente que la educación, pero hoy estoy muy enfadada. Lo dejaremos para otro día.

Solo una cosa más. Si te resulta tan fácil negar esa violencia, o peor aún, justificarla, se me antoja que cruzar la frontera “al otro lado” no sería un camino difícil de franquear para ti. Así que hazme un favor:

Ten las agallas de ir a pecho descubierto con tu negacionismo, de exhibirlo bien clarito, para al menos tener la oportunidad de evitarte.

 

 

 

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Matilde Bello

Matilde Bello

Periodista y escritora

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