Bajo el sauce te velo

por | Nov 26, 2020 | Blog | 8 Comentarios

duérmete niño

Imagen de dragonflyaria en Pixabay

A la sombra del viejo sauce duerme tu sueño, sus hojas lloronas bailan en tu mejilla, ahuyentan tus pesadillas dibujando mariposas con su aliento.

Mira cómo vuela tu sonrisa,
cómo calienta las esquinas del invierno,
se han desperezado las rosas
estremecidas por tu pulso ligero.

Tu voz dormida salta de nube en nube, como si el cielo fuera un salón de juegos, le dices al sol que no se apague, que todavía no has escuchado el cuento.

Había una vez una mariquita
a lomos de un unicornio travieso
los niños que se duermen de prisa
pueden ir a jugar con ellos

La luna llena sus ojos con una luz encendida de anhelo,  en su desván estrellado llueve hacia arriba, nieva caliente y la brisa persigue un amanecer eterno. Deja que la blanca te guíe hasta ella, que te marque el camino con sus destellos.

Duérmete niño, al son de la música
que los pájaros silban al viento
duerme, mientras suspiran
Tiroliroli  tirolirolero

Un arco iris cepilla el mar de su furia, lo colorea con sus ágiles dedos, ya navegan piratas con pata de palo, gigantes de un solo ojo, pinochos, ballenas, genios del bosque, duendes y elfos.

Duérmete niño, duérmete ya
yo te seguiré mar adentro
las gaviotas extienden sus alas
te recuerdan cuánto te quiero

Bajo la sombra del árbol tus párpados sucumben al sueño, tú  te marchas al país de las hadas, yo protegiendo tu inocencia me quedo.

No te despiertes, mi niño, no tengas miedo
Tengo tu corazón en mis manos
en mi regazo latiendo
No te despiertes, cariño
bajo el sauce te velo

 

 «Morir, dormir. ¿Dormir? Tal vez soñar»

William Shakespeare

 

duérmete niño

Imagen de dragonflyaria en Pixabay

A la sombra del viejo sauce duerme tu sueño, sus hojas lloronas bailan en tu mejilla, ahuyentan tus pesadillas dibujando mariposas con su aliento.

Mira cómo vuela tu sonrisa,
cómo calienta las esquinas del invierno,
se han desperezado las rosas
estremecidas por tu pulso ligero.

Tu voz dormida salta de nube en nube, como si el cielo fuera un salón de juegos, le dices al sol que no se apague, que todavía no has escuchado el cuento.

Había una vez una mariquita
a lomos de un unicornio travieso
los niños que se duermen de prisa
pueden ir a jugar con ellos

La luna llena sus ojos con una luz encendida de anhelo,  en su desván estrellado llueve hacia arriba, nieva caliente y la brisa persigue un amanecer eterno. Deja que la blanca te guíe hasta ella, que te marque el camino con sus destellos.

Duérmete niño, al son de la música
que los pájaros silban al viento
duerme, mientras suspiran
Tiroliroli  tirolirolero

Un arco iris cepilla el mar de su furia, lo colorea con sus ágiles dedos, ya navegan piratas con pata de palo, gigantes de un solo ojo, pinochos, ballenas, genios del bosque, duendes y elfos.

Duérmete niño, duérmete ya
yo te seguiré mar adentro
las gaviotas extienden sus alas
te recuerdan cuánto te quiero

Bajo la sombra del árbol tus párpados sucumben al sueño, tú  te marchas al país de las hadas, yo protegiendo tu inocencia me quedo.

No te despiertes, mi niño, no tengas miedo
Tengo tu corazón en mis manos
en mi regazo latiendo
No te despiertes, cariño
bajo el sauce te velo

 

 «Morir, dormir. ¿Dormir? Tal vez soñar»

William Shakespeare

 

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Matilde Bello

Matilde Bello

Periodista y escritora

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