Insubordinación

por | Ene 24, 2022 | Ficción | 39 Comentarios

Marianela, insubordinación

Imagen Pixabay

–Dime, mariquilla, ¿verdad que ya ha florecido el castaño? –pregunta Pablo arracimado a su tronco.

–¿Y cómo lo ha sabido el niño de mi corazón? –se sorprende ella.

–Por las abejas. ¿No oyes el zumbido? Van a por su néctar como yo a por tus dones preciosos –blasona.

Sentose el joven después en la yerba con la cabeza sobre el regazo de la Nela.

–Nadie me concede las virtudes de tu imaginación –replica ella, enredando una guedeja en los dedos.

–«La humanidad está sujeta a mil errores». Eres mi lazarillo y mi esperanza. ¿Cómo podría yo vagar por la hermosura de estas tierras sin tu mirada?

Vastas praderas salpicadas de reses y caseríos dormían bajo el horizonte, abrazadas por cerros atestados de minas.

–Atiende, mi ángel –reclama la muchacha colocando la mano del ciego en su vientre.

–¡Se ha movido! –exclama jubiloso.

–Este hijo que nos manda la virgencita es un potranco asilvestrado como yo.

–Bienvenido sea, hembra o varón, malandrín o cándido. Igual seré feliz –arguye él.

–¿Estará enojado don Benito por haber descompuesto la tragedia? –pregunta de pronto la muchacha.

–«Si me dan a escoger entre no ver y perderte, prefiero no ver…» Él bendijo mi albedrío. No se ha de, pues, indisponer –esgrime azogado por las pataditas en su oído.

–¿Y si se presenta –cuestiona ella– por insubordinados?

–No se apure la luz de mis ojos –aquieta–. Anda don Benito enfrascado con Fortunata y Jacinta y, a buen seguro, conturbado con los amores de doña Emilia.

Homenaje a Marianela, Benito Pérez Galdós

Este texto responde al microrreto: Fan Fiction, impulsado por El Tintero de Oro, consistente en escribir un relato de 250 palabras protagonizado por un personaje de ficción. Puede que no sea mi personaje favorito, pero desde luego Marianela, que leí siendo casi todavía una niña, me animó a adentrarme en la literatura con renovado y ferviente interés.

Marianela

Vayan mis disculpas al señor Benito Pérez Galdós por llevar a sus personajes a la disidencia. El final de su puño y letra es inmejorable, (no voy a desvelarlo no vaya a ser que alguien se anime a leerla) pero una vez entregada al reto me ha parecido divertido ofrecer esta alternativa.

Pido disculpas porque el léxico y por supuesto la narrativa no se acomoda al estilo galdosiano. Me he acercado a él con respeto, humildad y admiración.

Las dos frases entrecomilladas son literales de la obra original.

Gracias David Rubio por esta invitación que me ha hecho recordar las sensaciones que en su día me produjo esta novela, y por este interesante y didáctico ejercicio.

 

Marianela, insubordinación

Imagen Pixabay

–Dime, mariquilla, ¿verdad que ya ha florecido el castaño? –pregunta Pablo arracimado a su tronco.

–¿Y cómo lo ha sabido el niño de mi corazón? –se sorprende ella.

–Por las abejas. ¿No oyes el zumbido? Van a por su néctar como yo a por tus dones preciosos –blasona.

Sentose el joven después en la yerba con la cabeza sobre el regazo de la Nela.

–Nadie me concede las virtudes de tu imaginación –replica ella, enredando una guedeja en los dedos.

–«La humanidad está sujeta a mil errores». Eres mi lazarillo y mi esperanza. ¿Cómo podría yo vagar por la hermosura de estas tierras sin tu mirada?

Vastas praderas salpicadas de reses y caseríos dormían bajo el horizonte, abrazadas por cerros atestados de minas.

–Atiende, mi ángel –reclama la muchacha colocando la mano del ciego en su vientre.

–¡Se ha movido! –exclama jubiloso.

–Este hijo que nos manda la virgencita es un potranco asilvestrado como yo.

–Bienvenido sea, hembra o varón, malandrín o cándido. Igual seré feliz –arguye él.

–¿Estará enojado don Benito por haber descompuesto la tragedia? –pregunta de pronto la muchacha.

–«Si me dan a escoger entre no ver y perderte, prefiero no ver…» Él bendijo mi albedrío. No se ha de, pues, indisponer –esgrime azogado por las pataditas en su oído.

–¿Y si se presenta –cuestiona ella– por insubordinados?

–No se apure la luz de mis ojos –aquieta–. Anda don Benito enfrascado con Fortunata y Jacinta y, a buen seguro, conturbado con los amores de doña Emilia.

Homenaje a Marianela, Benito Pérez Galdós

Este texto responde al microrreto: Fan Fiction, impulsado por El Tintero de Oro, consistente en escribir un relato de 250 palabras protagonizado por un personaje de ficción. Puede que no sea mi personaje favorito, pero desde luego Marianela, que leí siendo casi todavía una niña, me animó a adentrarme en la literatura con renovado y ferviente interés.

Marianela

Vayan mis disculpas al señor Benito Pérez Galdós por llevar a sus personajes a la disidencia. El final de su puño y letra es inmejorable, (no voy a desvelarlo no vaya a ser que alguien se anime a leerla) pero una vez entregada al reto me ha parecido divertido ofrecer esta alternativa.

Pido disculpas porque el léxico y por supuesto la narrativa no se acomoda al estilo galdosiano. Me he acercado a él con respeto, humildad y admiración.

Las dos frases entrecomilladas son literales de la obra original.

Gracias David Rubio por esta invitación que me ha hecho recordar las sensaciones que en su día me produjo esta novela, y por este interesante y didáctico ejercicio.

 

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Matilde Bello

Matilde Bello

Periodista y escritora

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