Hilos de imaginación
Únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios, decía «El Principito». Hoy arranca la historia en un escaparate decorado con hilos de imaginación.
Únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios, decía «El Principito». Hoy arranca la historia en un escaparate decorado con hilos de imaginación.
Las nubes hicieron pasillo, la luna voceaba en lo alto, su luz de mermelada buscó asilo en el agua, y al ver su reflejo tan hermoso, tan lejano, lloró lágrimas de fuego, pues siendo musa de tanto poeta se consumía en su atalaya devorada por su deseo.
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Matilde Bello
Periodista y escritora
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