Casi perfecto
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¿Por qué los hombres son tan condenadamente inoportunos? ¿Acaso llevan el botón “voy a cagarla” en su dotación de serie?
Una cena de aniversario perfecta: vino, risas y mil payasadas. Somos un poco críos, la verdad. Anoche en el taxi me quita un zapato, me calienta la oreja con un nena, relájate, y su lengua inicia un luctuoso masaje plantar que, lejos de su intención, me provoca tal ataque de cosquillas que me descoyunto en el asiento trasero. Acabo de forma impúdica con las piernas en sus hombros, él poniendo voz de megafonía de supermercado y diciendo, atención, atención, listos para entrar en el túnel del tiempo, se ruega hagan sitio a este verraco. Luego empieza a menear las caderas y a tararear a Bosé “navegaré, por tu oscuridad…Seré tu amante bandido, bandido,…Seré Aug”. Y me troncho.
Oigo un carraspeo de aquellos que provocan acidez de estómago y deduzco que el taxista nos está censurando por el retrovisor. ¡Suerte que no veo! ¿Qué demonios le pasa a la gente con los carraspeos?
Ya en su casa nos damos un homenaje glorioso, de aquellos que dejan heridas de guerra y despierto, en estado gaseoso, ¡anda una rima!, al olor de un humeante café que me hace salivar. ¿No lo he dicho? Javi, mi novio, es casi perfecto. Casi. Porque es en este momento cuando, el muy torpe, “la caga”.
—Quería preguntarte una cosa —me dice. ¡Mmmmm! Huele a su gel de chupachups, aunque él vive engañado y cree que es de grosella. Mi piel a su lado desafina como un violín tocado por un pulpo.
—La respuesta es sí —me divierto.
—¡Pues sí que ha sido fácil, esperaba una pelea! —masculla de forma críptica.
—Si prevés una pelea mejor no preguntes.
—Ya me has dicho que sí
—Pues lo retiro
—Tarde. Te vienes a vivir conmigo —Me quedo muerta. ¿Qué?…
—Javi —reacciono—, ¿te has fumado el geranio, o algo así? —Intento distraerle.
—Ya pasas muchos fines de semana aquí…—Insiste.
—Para —Me cuadro—. ¿Tenemos que hablar de esto, AHORA?
—Pues sí… —Erre que erre.
—Estoy desayunando —Yo a lo mío.
—¿Y? ¿Te lo estoy avinagrando, quieres decir? —Se pone estupendo.
—Dame tiempo…—ironizo.
—Es tu mala hostia lo que te revuelve las tripas —embiste.
—Dijo don “tengo el tacto en el culo” —Ya hace unas cuantas frases que jugamos a ver quién da la estocada final.
—Y entonces, ¿cuándo cree doña Quisquillas que es buen momento, cuando llueva café en el campo, tal vez?
Por si no se ha notado, mi novio casi perfecto domina el sarcasmo casi tan bien como yo. Casi.
—¿Qué te parece sencillamente cuando pueda ver tu cara de bobo…? —Fin. He ganado.
Mi ceguera, a estas alturas, es circunstancial no condicional. Puro cinismo. Pero Javi odia que lo utilice en nuestras discusiones. Así que, técnicamente, le he dado un golpe bajo.
—Vale Lucía… —dice, y desaparece.
Esa soy yo. Lucía la fantástica, a veces más bruta que un arado, hija única y ciega de una madre coraje. Pero la historia de mi infancia para otro reto, que ya estoy divagando.
Me acuerdo de que no he hecho pis y voy a aliviar mi vejiga. No le oigo. ¿Se habrá muerto? No, qué va. Es un saludable hombretón de 1,85m. Estará enviándome a la mierda desde la cocina. Me doy una ducha rápida, me lavo los dientes. Me pongo una de sus camisetas. Las de deporte, último cajón de la derecha. Salgo al salón. No le huelo, ni le siento. ¡Joder! No se habrá tirado por el balcón. Tengo vértigo, le dije cuando supe que vivía en un séptimo piso. ¿Cómo puedes sentir vértigo si no ves la altura? Porque siento el espacio, mucho espacio hasta el suelo, y el estómago maúlla.
Cruzo la sala para acceder a la puerta de la terraza y ¡Zassss! ¡Qué hostión! ¡Qué ha sido eso! Me ha hecho polvo el dedo gordo. Lo localizo. ¿Qué es, un platillo volante? ¿Ahora juegas a los marcianos? Lo palpo, pero… ¿Qué…? ¡Ahh, Joder! Es uno de esos aspiradores que van solos por ahí. ¿En serio? Soy un maniático del orden, me dijo la primera vez que vine. Creo que se le está yendo de las manos…
Cuando por fin salgo a la terraza una nube tóxica de tensión humana me muerde las tripas. ¡Te encontré!
—¿Quieres que viva contigo y te compras un robot asesino? —le increpo.
—Eso te pasa por ir descalza —me riñe. Dejamos que el silencio temple el ánimo.
—Sabías que íbamos a pelear y aun así… —le reprocho.
—No me voy a callar por miedo a tus arrebatos, Lucía —Touché—. No querer hablar es infantil… Otro silencio.
—Sí. Soy infantil, y quisquillosa, y terca, y borde… —reconozco
—Y yo maniático, orgulloso, friki y a veces estúpido, pero somos compatibles, lo he mirado en Google —me dice, burlón.
Extiendo la mano. Necesito imperiosamente su contacto. Me atrapa y me sienta en su regazo. Me acurruco.
— Vamos a dejarlo en tablas, no hay prisa —me concede, porque conoce mis demonios—. Estás helada —murmura al acariciarme el muslo
—Es que me has acojonado, pensaba que ibas a saltar al vacío —le digo.
—El vacío que voy a ASALTAR es otro —retuerce las palabras. Me coge en brazos y se pone a cantar “seré el amante que muere, rendido, seré Aug…”
Y he olvidado qué paso después…
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¿Por qué los hombres son tan condenadamente inoportunos? ¿Acaso llevan el botón “voy a cagarla” en su dotación de serie?
Una cena de aniversario perfecta: vino, risas y mil payasadas. Somos un poco críos, la verdad. Anoche en el taxi me quita un zapato, me calienta la oreja con un nena, relájate, y su lengua inicia un luctuoso masaje plantar que, lejos de su intención, me provoca tal ataque de cosquillas que me descoyunto en el asiento trasero. Acabo de forma impúdica con las piernas en sus hombros, él poniendo voz de megafonía de supermercado y diciendo, atención, atención, listos para entrar en el túnel del tiempo, se ruega hagan sitio a este verraco. Luego empieza a menear las caderas y a tararear a Bosé “navegaré, por tu oscuridad…Seré tu amante bandido, bandido,…Seré Aug”. Y me troncho.
Oigo un carraspeo de aquellos que provocan acidez de estómago y deduzco que el taxista nos está censurando por el retrovisor. ¡Suerte que no veo! ¿Qué demonios le pasa a la gente con los carraspeos?
Ya en su casa nos damos un homenaje glorioso, de aquellos que dejan heridas de guerra y despierto, en estado gaseoso, ¡anda una rima!, al olor de un humeante café que me hace salivar. ¿No lo he dicho? Javi, mi novio, es casi perfecto. Casi. Porque es en este momento cuando, el muy torpe, “la caga”.
—Quería preguntarte una cosa —me dice. ¡Mmmmm! Huele a su gel de chupachups, aunque él vive engañado y cree que es de grosella. Mi piel a su lado desafina como un violín tocado por un pulpo.
—La respuesta es sí —me divierto.
—¡Pues sí que ha sido fácil, esperaba una pelea! —masculla de forma críptica.
—Si prevés una pelea mejor no preguntes.
—Ya me has dicho que sí
—Pues lo retiro
—Tarde. Te vienes a vivir conmigo —Me quedo muerta. ¿Qué?…
—Javi —reacciono—, ¿te has fumado el geranio, o algo así? —Intento distraerle.
—Ya pasas muchos fines de semana aquí…—Insiste.
—Para —Me cuadro—. ¿Tenemos que hablar de esto, AHORA?
—Pues sí… —Erre que erre.
—Estoy desayunando —Yo a lo mío.
—¿Y? ¿Te lo estoy avinagrando, quieres decir? —Se pone estupendo.
—Dame tiempo…—ironizo.
—Es tu mala hostia lo que te revuelve las tripas —embiste.
—Dijo don “tengo el tacto en el culo” —Ya hace unas cuantas frases que jugamos a ver quién da la estocada final.
—Y entonces, ¿cuándo cree doña Quisquillas que es buen momento, cuando llueva café en el campo, tal vez?
Por si no se ha notado, mi novio casi perfecto domina el sarcasmo casi tan bien como yo. Casi.
—¿Qué te parece sencillamente cuando pueda ver tu cara de bobo…? —Fin. He ganado.
Mi ceguera, a estas alturas, es circunstancial no condicional. Puro cinismo. Pero Javi odia que lo utilice en nuestras discusiones. Así que, técnicamente, le he dado un golpe bajo.
—Vale Lucía… —dice, y desaparece.
Esa soy yo. Lucía la fantástica, a veces más bruta que un arado, hija única y ciega de una madre coraje. Pero la historia de mi infancia para otro reto, que ya estoy divagando.
Me acuerdo de que no he hecho pis y voy a aliviar mi vejiga. No le oigo. ¿Se habrá muerto? No, qué va. Es un saludable hombretón de 1,85m. Estará enviándome a la mierda desde la cocina. Me doy una ducha rápida, me lavo los dientes. Me pongo una de sus camisetas. Las de deporte, último cajón de la derecha. Salgo al salón. No le huelo, ni le siento. ¡Joder! No se habrá tirado por el balcón. Tengo vértigo, le dije cuando supe que vivía en un séptimo piso. ¿Cómo puedes sentir vértigo si no ves la altura? Porque siento el espacio, mucho espacio hasta el suelo, y el estómago maúlla.
Cruzo la sala para acceder a la puerta de la terraza y ¡Zassss! ¡Qué hostión! ¡Qué ha sido eso! Me ha hecho polvo el dedo gordo. Lo localizo. ¿Qué es, un platillo volante? ¿Ahora juegas a los marcianos? Lo palpo, pero… ¿Qué…? ¡Ahh, Joder! Es uno de esos aspiradores que van solos por ahí. ¿En serio? Soy un maniático del orden, me dijo la primera vez que vine. Creo que se le está yendo de las manos…
Cuando por fin salgo a la terraza una nube tóxica de tensión humana me muerde las tripas. ¡Te encontré!
—¿Quieres que viva contigo y te compras un robot asesino? —le increpo.
—Eso te pasa por ir descalza —me riñe. Dejamos que el silencio temple el ánimo.
—Sabías que íbamos a pelear y aun así… —le reprocho.
—No me voy a callar por miedo a tus arrebatos, Lucía —Touché—. No querer hablar es infantil… Otro silencio.
—Sí. Soy infantil, y quisquillosa, y terca, y borde… —reconozco
—Y yo maniático, orgulloso, friki y a veces estúpido, pero somos compatibles, lo he mirado en Google —me dice, burlón.
Extiendo la mano. Necesito imperiosamente su contacto. Me atrapa y me sienta en su regazo. Me acurruco.
— Vamos a dejarlo en tablas, no hay prisa —me concede, porque conoce mis demonios—. Estás helada —murmura al acariciarme el muslo
—Es que me has acojonado, pensaba que ibas a saltar al vacío —le digo.
—El vacío que voy a ASALTAR es otro —retuerce las palabras. Me coge en brazos y se pone a cantar “seré el amante que muere, rendido, seré Aug…”
Y he olvidado qué paso después…
Muy bueno….me has dejado con ganas de más…así q no queda otra q esperar al jueves q viene.
Gracias Mati por acompañarnos, entretenernos y conseguir q por unos instantes, nos olvidemos de esta situación q estamos viviendo .
Estamos todos exhaustos de esta pandemia. Para eso la única receta posible es la paciencia… Me temo que no hay otra.
Pero si podemos hacer que las horas sean más «amables», los días menos largos, las semanas más entregadas a levantar nuestro ánimo… pues eso que tenemos.
Si en algo he contribuido a que pases un buen rato me doy por satisfecha.
Creo que mi personaje ha llegado para quedarse unos cuantos capítulos….
Un abrazo
Hola, Matilde.
Qué historia más bonita, ains… de verdad que me has dejado suspirando a placer.
Dulce, tierno, juguetón, transmite amor del bonito, del que acepta y comprende. Maravilloso.
Con esos diálogos tan cómplices. Todo, todo. No puedo decir más, es perfecto.
Un abrazo.
Gracias Irene,
Supongo que la literatura tiene esos escenarios maravillosos en los que moldeamos la realidad para que quede así de novelesco.
Espero haberte hecho pasar un buen rato.
Un abrazo
Una pareja realmente muy complementada, tal vez, en ese humor tan fino y saleroso que se gastan mutuamente, está la sal de sus vidas. Pues mira que es quisquillosa Lucia, y no se corta ni un pelo. Las salidas que tiene, son una bomba de pura gracia, sobre todo cuando ella dice; «¿te has fumado el geranio, o algo así?» ja,ja, Tu relato me ha encantado, Matilde, pues aparte de humor, excelentes diálogos…también encontré en él un aporte a la reflexión: Creo que cuando una pareja llega al grado de conocerse más profundamente, se entienden entre sí, se aceptan como son en lo individual y colectivo, y por muchas «manías» siempre encuentran una solución, se comunican.
Dos sarcásticos muy, muy buenos. ¡Felicidades!
Un fuerte abrazo.
Hola Mila,
Sí, realmente Lucía me ha salido con una personalidad un poco temperamental, y se ha reivindicado tanto que he decidido darle unos capítulos más.
Me alegra que te haya gustado el relato. Lo cierto es que me lo he pasado genial creándolo y dando voz a sus personajes.
Un abrazo y muchas gracias por pasarte por aquí
Hola, Matilde. Me ha encantado este relato con un estilo elegante y natural en los diálogos, además divertido. Yo no soy Lucía, pero «seré tu amante bandido» me habría bajado la libido a los pies pero, claro, para gustos los colores. Estupendo relato. Nos leemos el próximo. Un abrazo.
Ja, ja…Sí, citar a Bosé en los tiempos actuales da un poco de grima. Lo sé. Acepto la interpretación. En realidad lo hice tratando de acercar ese movimiento de caderas que hacía él en sus actuaciones y que está en el imaginario colectivo de muchos y muchas para quienes Bosé, entonces, nos parecía sensual y atractivo. Supongo que no he sabido proyectar esa imagen…. Gracias por la observación. El personaje, como él mismo se describe, es un poco friki, de modo que puede tener ciertos gustos un poco «trasnochados».
Muchas gracias por tu comentario Isan.
Y ya está, así de fácil… Te haces el micro reto anterior y este en uno solo. Digno de aplaudir. Me ha gustado mucho e atraído el relato. Una pareja algo diferente a la mayoría de los otros relatos. Original, picante, con humor y algo morboso. ¡Felicidades!
Cuando supe en qué consistía el reto de febrero decidí tirar del personaje de la chica ciega porque ya lo había colocado en una situación de pareja, así que me dije, ¿por qué no?
Veremos si soy capaz de dar a la historia una continuación digna.
Muchas gracias por el comentario y por pasarte por aquí para dejarlo.
Un abrazo
O sea, quiero decir que el casi perfecto no se lo ha currado mucho.
Hola. Insisto en mi explicación para que no quepa duda. Que metas a Bosé en el relato me parece bien porque le va. Yo a quien critico es al protagonista. Un saludo.
Sí, si, cuando leí que el personaje no se lo había currado ya entendí lo que querías decir. No te preocupes. Gracias de nuevo.
¡Hola, Matilde! ¡Cómo me he reído! El tono humorístico se mantiene en cada frase, además de en la historia. «darnos un homenaje glorioso de esos que dejan heridas de guerra», es una de las tantas frases gráficas, divertidas y literarias que nos deja el relato. La escena del robot asesino es fantástica, no solo por lo divertida, sino porque nos acerca a los mil y un obstáculos de la vida diaria de un ciego, aunque sea Lucía la Fantástica.
También es destacable que ambos personajes sean los mismos que en el micro original, la caracterización más desarrollada se mantiene y eso indica que estamos ante dos personajes que están naciendo al mundo literario. Desde luego que, si la historia de Lucía y Javi termina en novela y la misma se convierte en un éxito, espero que te acuerdes de nosotros, je, je, je…
Me ha encantado descubrir esta vis cómica en tus letras, además de la calidad de las mismas que ya hace unos meses que constato semana a semana. Un fuerte abrazo y mil gracias por este aporte de lujo a la presente edición!!
Ay David, grandes expectativas las que proyectas (o bien deseas) y que te agradezco de veras. Tú fuiste el primero que me dijo que el personaje se había quedado pequeño en esas 250 palabras del primer reto. Luego una amiga me pidió que siguiera la historia. Después un suscriptor me envió el mismo mensaje… así que me dije, ¿por qué no?. De momento seguiré desarrollando el personaje de Lucía porque está muy suelta y me apetece mucho, ya veremos para cuántos capítulos me da. Ten por seguro que si un día llegara a algo más, cosa que solo insinuar me parece presuntuoso, sería incapaz de olvidarme de ti y de todos los amigos de El Tintero de Oro. No lo dudes.
Es un gran estímulo saber que he conseguido ese humor que exigía el reto. Ya he dicho que para mí es algo nuevo así que solo puedo agradecerte estas iniciativas que me permiten seguir descubriéndome…
Un placer tenerte de visitante de lujo de en mi blog David.
Un abrazo
La ironía es una buena aliada siempre. No reconozco una relación de pareja sin acidez jugosa y un cierto misterio verdadero. No soy Lucía pero me identifico. Me ha gustado, es de las relaciones q no admiten monotonía insoportable dentro de la monotonía. Reflejas momentos y personajes atractivos para mí. Gracias, princesa
Gracias a ti Eulalia.
Lucía tira de ironía y de reírse de sí misma. Un poco bruta…
Espero que vuelvas por aquí a seguir descubriendo sus peripecias…
Un abrazo
¡Me encanta, Matilde! Ácido y tierno, a la vez. El tono de los diálogos es fantástico y la historia, en general, magníficamente escrita. Muy divertida, también. Un relato estupendo.
Muy agradecida Marta. Un placer tenerte por estas tierras a pesar de no entrar en concurso. Si has pasado un buen ratito, pues mucho mejor.
Un abrazo
¡Qué bueno, Matilde! Me acabas de hacer pasar un buen rato leyendo esta historia. De las estupendas expresiones de los personajes me quedo con este par, una de cada uno: «don “tengo el tacto en el culo”» y «pero somos compatibles, lo he mirado en Google», son geniales.
Muy buen relato, felicidades.
Muchísimas gracias Carmen,
Por calificar de estupendas algunas de las expresiones de los personajes, y por compartir conmigo tus sensaciones al leer mi relato. Como autora me ha encantando meterme en esta vis cómica, bueno o humorística, lo de cómica igual es muy grande; más que nada porque me parece un género dificilísimo…
Gracias por tus palabras.
Un abrazo
Hola, Matilde. Me ha gustado tu relato por diferentes razones. Un humor muy fino, con unos diálogos muy naturales y dinámicos, entretejiendo una historia en la que se resalta la afinidad de esta imperfecta pareja. Me ha gustado el relato y tu estilo, muy buenos los dos. Sin duda los personajes tienen cuerda para largo.
Un abrazo.
Lo de imperfecta pareja califica a la perfección el terreno en el que se mueve esta pareja que parece quiere seguir creciendo de mi mano. En realidad el protagonismo principal va a ser ella, aunque todavía no he escrito una sola línea del tercer capítulo así que ni yo mismo sé por dónde caminará Lucía. Muchas gracias, Carles, por pasarte por mi blog y dejarme tus impresiones.
Un abrazo
Buenos días Matilde.
Lo primero es decirte que me alegra la continuación del micro que tanto me gustó, y te animo a continuarla.
Que tu pareja (la de tu relato), te haga reír es un puntazo, y el buen humor deja las puertas abiertas a incursiones íntimas ?
Hay un montón de golpes que me han encantado:
-Lo del estado gaseoso
– Lo del gel de chupachups
– El estómago maúlla.
– Lo he mirado en Google…
En fin, un montón de ellos.
Los incisos funcionan de maravilla, los diálogos se salen del papel, vertiginosos y graciosos. Muy visuales.
Bravo por la serie de conjunciones y por el escueto afirmativo con un punto que lo aísla y lo enfatiza: “Sí. Soy infantil, y quisquillosa, y….”
Así como las frases muy muy cortas que hace que focalicemos la atención en ellas: “extiendo la mano. Me acurruco”
A priori, parecía que la historia de una ciega no daba para un recorrido largo (limitaciones de los prejuicios), y ya ves, estás demostrando todo lo contrario.
Pues que me ha encantado, Matilde.
Buenos días Isabel,
¡Qué ejercicio tan sano haces al desmembrar el relato y analizarlo como si fuera un comentario de texto de aquellos que nos enseñaban en el colegio! Todo lo que me dices es muy positivo, lo que hace que esa vanidad que tenemos como autores se ponga a brillar, así, en un color muy chillón (acepto el lado oscuro también, eh, je, je…)
Me alegra que me hables del tema de los incisos porque en un principio los eliminé, pensando que igual embrollaba mucho el texto, pero a medida que escribía me salían casi en automático, así que decidí recuperarlos y dejar ese tono de complicidad con el lector. Al escribir tenía en mente el lector de El Tintero así que igual ha sido por eso. Si me dices que funcionan probablemente lo mantenga, con mesura.
Y sobre la continuación de la historia me apetece mucho pero ahora es cuando me estoy metiendo en el lío. Tengo muchas preguntas sin resolver sobre «rutinas» de ciegos sobre las que me debo documentar. En cualquier caso un desafío apetecible.
Un abrazo y muchísimas gracias por tu comentario Isabel
Una relación envidiable, tanto que incluso podríamos perdonarle su especie de flirteo con el Bosé,… jajaja. La naturalidad y la frescura de los diálogos le dan un dinamismo extraordinario al relato, tanto que pide a gritos un continuará.
Se nota que me ha encantado, ¿no?
Lo del Bosé está trayendo cola eh, je, je…. Bueno, menos mal que el personaje se auto califica como friki…
Me alegra que lo hayas disfrutado Norte y te agradezco que te pases de visita por mi blog.
Un abrazo y a seguir…
¿Qué demonios le pasa a la gente con los carraspeos? Además, un taxista, con las cosas que habrá visto, ¿No? XD. Muy bueno el relato, le cogiste el gustillo al reto de «a ciegas», y vaya si le has sacado jugo, ¡veo una saga! Me gustó mucho.
Si algo destaca, o por lo menos yo lo he sentido de ese modo, es la naturalidad de los diálogos en cuanto a lo que los protas transmiten. Ese miedo por no preguntar o no querer contestar, ese conflicto, que entremezclas con humor y juegos de palabras para suavizar los reproches, pero que del mismo modo le subes el tono hasta llegar al punto de no retorno… Hay uno momento que dices que él desaparece. Y eso es curioso. Porque ella es ciega, ¿cómo es que siente que desaparece? Pero luego vas mostrando cómo trata de encontrarlo, y sí; ha desaparecido. Al igual que el vértigo siendo ciega, lo has puesto de manera que sí, que nadie te lo va a discutir. Lo de los juegos de palabras con estribillos de grandes éxitos incorporados otro acierto, por cierto.
En resumen, un relato muy cuidado en los detalles, con el que llegas a empatizar y, por supuesto, a reír y emocionar a partes iguales.
Un abrazo!
Hola Pepe,
Me alegra que hagas la observación del miedo a no preguntar o no querer contestar porque es lo que subyace a esa frase que en un momento dice Lucía «conoce mis demonios». De hecho el conflicto entre ellos ha quedado sin resolver por esos «miedos» que no han querido afrontar… de momento.
El desafío de la protagonista ciega tiene sus riesgos; una cosa es hacer un relato más o menos breve y otra querer darle continuidad en un desarrollo que exigirá adentrarse más en las rutinas de una persona ciega, pero bueno es el jardín en el que me he metido y el personaje parece que quiere crecer, así que a por él…
Un placer compartir contigo las sensaciones del texto, espero seguir viéndote por aquí. Un abrazo
Frescos, desparpajados, llenos de guiños de los usos y abusos de hoy, los diálogos son buenísimos. La continuación de los personajes da como ya te han dicho para una hilarante novela sobre las relaciones de pareja. Encantada de leerte. Un abrazo
Hola Juana,
Encantada de tenerte por aquí. Espero poder mantener el carácter de esta mujer en los siguiente capítulos. Como ya he dicho en algún que otro comentario, me ha salido un personaje un poco respondón y necesita crecer. Veremos por dónde me lleva….
Muchísimas gracias por tus palabras.
Un abrazo
Hola Matilde, Un gran relato, lleno de matices, me gusta como vas presentando los personajes, los vas desnudando poco a poco, el dominio de los diálogo, lo que se dicen y lo que no, pero se intuye, y las sorpresas, que sabes que están ahí, aguardando en cada esquina de una frase, tras una coma. Que puedo decir, creo que uno crece leyendo relatos así, te abren puertas a formas y maneras de entender una historia que apenas vislumbras o desconocías, espero poder seguir visitando tus historias con asiduidad, creo que además de brillar por si solas, serán buen ejercicio de aprendizaje, para mí. Muchas gracias por tu relato, un gran abrazo Matilde, saludos.
Hola Mik,
Bueno, es muy halagador lo que dices pero creo que en todo caso aprenderemos mucho el uno del otro. Tu relato me impactó, de verdad. Manejas un código a la hora de narrar que tiene su propio sello y eso, al final, es lo que más cuesta siempre a la hora de escribir, tener «eso» que te hace «diferente». En realidad hay mucha gente buena en esta comunidad de El Tintero, así que desde que la he descubierto (hace apenas unos meses) siento que estoy aprendiendo constantemente.
De todas formas agradezco muchísimo las palabras que me dedicas y espero que podamos seguir descubriéndonos en este maravilloso ejercicio de la escritura y la literatura.
Un abrazo
Pues me ha encantado esta pelea entre amantes enamorados, y más en San Valentín que es cuando lo leo. Creo que todas las peleas, si las hubiera, tendrían que acabar como la de tu texto… entre las sábanas.
Un abrazo.
Síii, esas que dices, entre las sábanas, son las mejores reconciliaciones…
Gracias por tus palabras Francisco.
Un abrazo
Hola, Matilde:
Me resulta una idea bastante atractiva la de sacarle jugo a esta pareja, con el personaje de Lucía (el nombre también tiene su miga, por aquello de la santa patrona de los ciegos) tan difícil al tratarse de una ciega y todo lo que conlleva en ello. También su partenaire, que visto lo bien que mueve las caderas no tendría nada de extraño que lo rebautizaras como Miguel y de apellido Bandido, así matas dos pájaros de un tiro.
Por otra parte el vertiginoso ritmo que va alcanzando «la pelea» te ha quedado genial, a base de matices o expresiones muy genuinas aliñadas con fina ironía y algo de sarcasmo.
Me ha gustado y te animo a completar la historia y transformarla en novela.
Un abrazo.
Hola Estrella,
¡Qué bueno! Te has anticipado con lo del nombre de Lucía y que tiene miga. Está elegido a propósito claro, incluso lo quise explicar en este reto pero se me iba de largo. Por eso aquello de «la historia de mi infancia para otro reto…» que Lucía explica en el relato. Empecé a desgranar algo de su infancia y me enrollaba como una persiana, así que nada, otro hilo del que tirar a medida que vaya creciendo el personaje.
Muchas gracias por tus palabras y me alegrará que te pases por aquí para criticar la continuación.
Un abrazo
Hola, Matilde. En primer lugar, te doy las gracias por habernos regalado un relato tan bueno. Me ha encantado la naturalidad con la que fluyen los diálogos, así como la habilidad y maestría que has tenido a la hora de intercalar esas frases tan ingeniosas. «Pero la historia de mi infancia para otro reto» (¡genial!). Felicidades y un abrazo.
Hola Beri
Siempre es un placer recoger estos feed-backs tan generosos. Dudé mucho con el tema de los incisos, como ya le comenté a Isabel, pero finalmente los dejé porque brotan casi solos dentro del temperamento natural de la protagonista (Lucía) y luego a mi, como autora me facilitan parte de la dificultad del trabajo que tiene narrar en primera persona.
En fin, muchísimas gracias por pasarte por aquí y espero contar con tu confianza para los siguientes capítulos de la historia.
Un abrazo
Un relato muy fresco y divertido el que nos ofreces , con unos diálogos trepidantes y envolventes, con unas escenas bien reflejadas y un final en suspense. Esa pareja tiene mucho fondo je je j e
Esperaremos por ver en que acaba
Un abrazo Matilde
Hola Puri,
Justo estaba ahora terminando de escribir el siguiente capítulo y creo que voy a tener para unos cuantos más, je, je
Muchísimas gracias por tus palabras.
Y mil gracias por la visita, espero seguir viéndote por aquí.
Un abrazo
Me ha gustado y me ha hecho reír mucho. Tiene un poco de todo. Me encanta como relatas.
Saludos
Muchas gracias Estefanía. Vamos a ver si consigo darle una continuidad digna.
Un abrazo
Hola, Matilde. Pensaba que me había leído todas las historias y resulta que me faltaba la tuya. Supongo que los compañeros ya te hayan dicho que el ritmo, el tono de comedia y la frescura de los diálogos confeccionan un relato dinámico y hasta alocado en el buen sentido. Yo, por si acaso lo repito, y me ha parecido muy acertada tu aportación, como invitada, al reto por tu tintero. ?
Muchas gracias JM
No te preocupes. La comunidad de El Tintero va creciendo y a veces es difícil no despistarse.
Un placer tenerte por aquí.
Un abrazo
Hola Matilde. Qué pena que no puedas concursar porque el relato está a la altura de los mejores. Planteas a la perfección la relación de pareja de estos dos personajes tan comunes, quién sabe si vecino de alguno de nosotros, trabajando a la perfección unos diálogos realmente divertidos.
Me ha gustado un montón. Un saludo.
Hola Bruno
La verdad es que hay mucho nivel en los relatos que se han presentado. Me alegra ese voto de confianza que me das, y bueno, ver el concurso desde el palco de invitados tampoco está mal. Me evito tener que votar. Lo tendría realmente difícil.
Te deseo mucha suerte con tu Tragedia en Tres actos.
Un abrazo
Hola. Esto sí que es un relato de los buenos. Lo tiene todo. Me has dejado enamorada…
Un saludo.
Hola MJ
Pues encantada de que te haya gustado porque, además, como habrás visto, ya tiene unos cuantos capítulos.
Muchísimas gracias por la visita y el comentario.
Saludos
Hola, Matilde
Pero que “pareja dispareja” más envidiable!
Se puede decir que lo unico que los tiene unidos es el amor, el sexo y el buen humor sarcastico de lo que ambos disfrutan a plenitud. Me han flipado las escenas, tanto sensuales, como las jocosas
Un saludo.
Hola Yessy,
Sí, creo que los diálogos de ese capítulo llegan casi al surrealismo.
Te agradezco que vayas avanzando en la historia. Luego me paso por tu blog para corresponder tus «atenciones».
Encantadísima de tenerte por aquí.
Un abrazo fuerte